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Arquitectos: ODB Arquitectos
- Área: 80 m²
- Año: 2022
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Fotografías:Ramiro Sosa
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Proveedores: Hormigón Mix, Electro Junín, FV, Hierros Líder, SERAFÍN MADERAS, Sanitarios Taragüi, ferrum
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto se ubica en Santa Ana de los Guácaras, una pequeña localidad cercana a la ciudad de Corrientes, capital de la provincia homónima. Tradicionalmente, la principal actividad productiva de la zona ha sido la agropecuaria minifundista y familiar. Sin embargo, en las últimas tres décadas, se han producido cambios en los usos del suelo, especialmente a lo largo de la RPN°43 que conecta Santa Ana con la capital.
Esto ha generado un proceso de subdivisión de parcelas rurales, donde han surgido barrios residenciales cerrados de baja densidad. Estas transformaciones urbano-rurales han provocado una creciente fragmentación espacial, interrumpiendo caminos rurales que antes permitían el acceso libre a espejos de agua y áreas de valor paisajístico. Como consecuencia, ha aumentado el espacio privatizado en detrimento de las áreas públicas.
En este contexto, el encargo privado buscaba “urbanizar lo privado”, aprovechando el potencial de ciertos emprendimientos arquitectónicos para contribuir al espacio urbano y público. Inspirado en la visión del arquitecto Manuel de Solà-Morales, el proyecto se enfocó en crear espacios de encuentro, ocio y recreación en áreas privadas, con la meta de integrarlos al tejido urbano y hacerlos parte activa de la vida pública. La estrategia arquitectónica desdibuja las fronteras entre lo público y lo privado, promoviendo la conectividad física y sensorial para facilitar el flujo peatonal y la integración con la ciudad.
El terreno del proyecto, ubicado en la entrada al casco urbano de Santa Ana, en la intersección de la RPN°43 y la Avenida del Timbó, es un lote triangular sin vegetación, en un barrio mayormente residencial. El encargo consistía en desarrollar un parque de Food Trucks, con diferentes propuestas gastronómicas, además de los servicios y comodidades necesarias para los visitantes.
El proyecto también debía resolver ciertas condicionantes preexistentes, como los pasajes físicos y visuales que cruzaban el terreno. El solar servía como paso peatonal para los vecinos y como una “gran ochava” para el tránsito vehicular en un cruce anguloso y peligroso.
El proyecto se configura como una plaza abierta que alberga puestos gastronómicos y servicios comerciales, facilitando el paso peatonal y la continuidad visual vehicular, al tiempo que promueve la estancia y el encuentro. Una gran pérgola tensada de madera, sostenida por rieles recuperados del histórico ferrocarril, define el espacio de encuentro y proporciona sombra, protegiendo de la intensa radiación solar en un terreno sin sombra natural.